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Foto del escritorEl Programa Buenos Aires

Las Cargas: discapacidad, belleza, violencia, risas y fragilidad.

Las Cargas de Christian García en Casa Estudio Teatro


Una mujer, o varias. 2 hombres, o varios. Una madre, o un hermano, o una hermana. La discapacidad. La violencia y el amor. Una obra.


Entramos en un estado otro en el que contemplamos lo que parece ser una pista de baile. No, no es . Es un dígalo con mímica. No, no es. Es una cita, o una visita de un posible novio, y un hijo discapacitado adulto en el medio. No, no es. Un títere. Hay algo que no fluye.


¿Cómo es la vida de quienes tienen a una persona discapacitada a cargo? ¿Cómo es la vida de ese discapacitado/a que puede querer expresarse, pero no tiene siempre las herramientas? ¿cómo escuchamos? ¿Cómo se es hermana, madre, tío, tía, vecino, amiga de lo distinto? ¿En qué manual están las formas de conducta a seguir?


Uno más uno = uno. Uno más uno = uno. La eterna pelea con lo impenetrable, la aceptación de lo que es, de lo que hay: ¿Cuánto es uno más uno, hija?: Uno. Se aprende lo que se puede y se sigue.


Entre risas y situaciones de un cotidiano violento solapado, transitamos la obra como propia, se hace carne en cada fibra que resuena al comprender la violencia ejercida sobre los otros y la violencia ejercida sobre nosotras mismas. ¿Cuál es la carga? ¿Se puede andar liviana acaso en estas situaciones?


Una cocina, un hospital, un jardín, una reunión familiar, una guardería, un colegio. Todos espacios en donde la convención se hace presente y donde podemos ver ese habitar pesado y la risa, el cansancio y la risa, el hartazgo y la risa, la culpa y la risa. ¿Y el llanto? ¿Es que acaso ese llanto que no existe se transforma en violencia? No es una norma, pero es una posibilidad.


Es que nadie nos enseñó a ver las cargas y menos aún a llevarlas. Se aprende sobre la marcha, y se hace lo que se puede. Esa marcha puede llevar a un paso lento, pesado, de aprendizajes y frustraciones, de amor y culpa. ¿Cómo es no entender lo simple? A veces, quizás sea interesante pensar que lo simple y esencial en realidad no lo es y lo que importe sean otras cosas.


Ir a ver Las Cargas es una forma de ponerse frente a lo que no se nombra y sin embargo está allí, latente: la fragilidad de otro que es y no dejará de serlo; las posibilidades que tenemos como seres que viven en sociedad de desmenuzar las redes emocionales que se hacen presentes para entenderlas y quizás poder así tratarnos a nosotros mismos y a los otros con un poco más de amabilidad y empatía. Que la calma venga a operar de bálsamo para amenizar algunos golpes que nos da la vida. Que el teatro venga a mostrarnos que no estamos solas en eso.


Imperdibles actuaciones de Laura Nevole, Pablo Chao y Lucas Crespi, que logran con un manejo corporal sorprendente llevarnos del drama a la risa en un instante.


Una piña en la cara, una obra, quizás, para pensar la fragilidad, la violencia y el amor. Aplausos para todxs. Vayan a verla, no se van a arrepentir : belleza, poesía, grandes actuaciones y una sensibilidad que aparece de a capas y sorprende. Como la vida misma.


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